lunes, 5 de enero de 2009

(querido sois tú, y tu camiseta roja)

querido:
Allí estaba, oculto debajo de mi propia cama, pensado que coño hacia yo allí. poco a poco me fuiste dando cuerda, y acabaste explicándote con colores.hubiese preferido estar encima, e incluso me hubiese gustado levantarme para ir al baño, pero no podía, estaba oculto. Te dejé una nota donde caen las autoestimas y los locos se cargan de razón; decía lo de las velas cuando no hay ni sol, ni luna, ni luz eléctrica, ni carteles fosforecentes, ni sexo.
Empezaba a ser incomodo eso de ocultarme, no por el hecho, si no porque debajo de mi cama no se estaba especialmente cómodo y durante el tiempo que no estuve ocultado lo que ocultaba eran filtros, latas vacías, ceniza, cuerdas rotas, envoltorios de condones, alguna palomita..
Pasó más tiempo del que tendría que haber pasado hasta que decidí dejar de ocultarme debajo de mi cama.saqué al final la cabeza, luego el cuerpo entero, y ahora estoy escribiendo esto envuelto en mi edredón y preguntándome de que coño me ocultaba mientras me lío un porro y te quiero.

te queda un abrazo para mi querido?

1 comentario:

Anónimo dijo...

es que buah. y todo eso de que la lluvia era un farol seguí creyéndomelo incluso después de llegar a casa con las bragas mojadas porque una vez me enseñaste a poner colores a las personas y nombres a las estrellas como quien elige tener el mundo en sus manos para comérselo a bocados y poner las reglas que quieras(que van a ser más bien ninguna) en unos callejones y en otros. y las notas siguen estando en mi corcho después de tanto tiempo que nunca fue demasiado porque aún no se han caído y siguen ahí como siguen otras cosas bajo la piel.

tantos..