dijo ser una revolución calmada, dejó claro que ella tenía su rincón, y que en su rincón sería imposible hacerla cambiar de opinión, y nunca nadie se dio cuenta de ningún argumento.
dejó manchas de sangre al desvirgarme, sus aparentes manos traspasaban muros, pechos, soledades...que no volvieron a ser las mismas.
se fijaba en pequeñas cosas, tan pequeñas a veces, que no existían, pero nadie la dio por loca nunca, y nadie preguntó por ella.
yo ya se que las cosas tienen un orden y un curso, pero ella no, y derrepente creció, y derrepente nos vimos todos en su rincón, bajo sus muros, su pecho, su soledad y su opinión.en momentos como aquel no trazas un plan, sales corriendo, huyes, corres, desapareces, te escondes, te miras al espejo y te ves con el pecho abierto, restos de sangre, y miedo.
y ya no te escondes, y ya no te miras.
solo te tapas la cara , recuentas tu vida, y envidas.
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